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Octubre 2013
Edición No. 296
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Mis Sexenios (67)



José Guadalupe Robledo Guerrero

Tercera y última etapa del sexenio montemayorista

A mediados de 1999, a seis meses de terminar su ociosa gestión como alcalde de Saltillo, Manuel López Villarreal inauguró la gran obra de su administración municipal: la remodelación de la Plaza Acuña. Desde entonces la pequeña y céntrica plaza luce la fea imagen que le impuso el ignorante alcalde panista, y cuyo sucio espacio ha servido para que la prostitución tenga una pasarela de exhibición.

El 15 de junio, con bombo y platillo, Manuel López inauguraba la citada remodelación, de la que nunca se supo su costo final, pero cuando presentaron el proyecto su presupuesto era de cinco millones de pesos.

Eran tiempo de campaña política por la gubernatura de Coahuila, en ese periodo de tiempo fui testigo de algunas anécdotas que muestran en todo su realismo a la política aldeana.

Recuerdo la siguiente: en los días previos a la elección del candidato priista, recibí una llamada telefónica de Mario Eulalio Gutiérrez Talamás, quien me invitaba a comer y me pedía que invitara a Francisco Navarro Montenegro, “porque a mi me mandó a la chingada”, y para que yo no hiciera lo mismo me juró que no era una cuestión política la invitación, que se trataba de una comida de ¡amigos!

Acepté y convencí a Navarro para que fuera a ver qué quería. Al llegar al lugar de la cita, el anfitrión nos estaba esperando. Apenas nos saludamos, Mario Eulalio fue directo al tema que quería tratar en la comida de ¡amigos! y le preguntó a Navarro Montenegro: ¿Cuánto quieres por llevar a tu gente a votar por mi compradre Enrique Martínez? (Hay que recordar que en la selección del candidato del PRI podían votar todos los ciudadanos aunque no fueran priistas).

Al oirlo inmediatamente me despedí, no quería estar presente en ese tipo de reuniones mercenarias, pero Navarro me insistió que me quedara unos minutos, para que le diera el aventón a su casa, y le contestó a Mario Eulalio: “Ya le dije a Horacio del Bosque, pero no les interesó. Jesús María Ramón me ofreció tres millones de dólares para que no fueran a votar. No andes de oficioso Mario Eulalio”, le reclamó el dirigente cardenista.

Seguramente para demostrar su relación cercana con el precandidato a la gubernatura, Mario Eulalio llamó frente a nosotros a Enrique Martínez, le informó que estaba con Navarro Montenegro y lo que le había dicho, enfatizando que Horacio del Bosque no le había dado respuesta a Navarro.

eulalio gutierrezEstoy seguro que EMM mandó a la chingada al oficioso de Mario Eulalio, pues cuando recibió la respuesta de su “compadre” Enrique Martínez, se alejó de nosotros, comenzó a dar explicaciones y yo aproveché para salir del lugar, con la promesa de volver en una hora por Navarro. A la hora volví y encontré a Navarro y a Mario Eulalio discutiendo de millones, pero esta vez compitiendo a ver quién tenía más.

Ante este panorama decidí abandonar el lugar, y desde entonces mis contactos con Francisco Navarro Montenegro desaparecieron hasta pocos meses antes de su asesinato, sucedido el 29 de junio de 2013, cuando me invitó a desayunar. En ese entonces Navarro se encontraba fuera de la política y dedicado a los negocios, pero ya teníamos poco en común, salvo la historia pasada cuando nos hermanó la lucha por lo que creíamos.

Otra anécdota aleccionadora por aquellos días fue cuando publiqué en El Periódico... una información en donde daba a conocer la “línea” que Javier de la Mora de la Peña les había dado a unos profesores de la Normal Superior para que convirtieran en dirigente sindical de la Institución a uno de sus amigos, según él: “porque Enrique Martínez así lo deseaba”.

La respuesta de Javier no se hizo esperar y me llamó para decirme, en tono de gente importante, que le había dado un “rozón” con lo publicado, y que Enrique Martínez se había sorprendido con el comentario porque sabía que eramos amigos. Además insistió que los profesores me habían mentido.

Dejé que se desahogara y finalmente le dije que me enviara una carta desmintiendo lo que habíamos publicado, de tal manera que los profesores informantes también dieran a conocer cómo, cuándo y dónde les había dado la “línea”. La respuesta de Javier de la Mora fue la esperada: “Mejor vamos a dejarla así”.

De todos modos, yo publiqué lo que habíamos hablado, y tiempo después cuando Enrique Martínez nos invitó a algunos periodistas a una comida en su casa, me sorprendió ver en el estacionamiento a Javier de la Mora de la Peña esperandome con un paraguas en la mano para cubrirme de la ligera lluvia que caía en ese momento, y me dijo: “Enrique me dijo que viniera a esperarte”. Me incomodé, le dije que no era necesario y me negué a que me cubriera con el paraguas. Se me hizo denigrante la situación, pero los cortesanos no tienen límite en su abyección.

Otro caso fue protagonizado por “La Coneja” Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, quien se apresuró a darle su respaldo a la precandidatura de Enrique Martínez antes de que se efectuara la elección interna priista. “La Coneja” sabía que perdería en la elección y aprovechó la circunstancia de que EMM se enfrentaría con el candidato de Montemayor: Jesús María Ramón, para negociar con Enrique su apoyo a cambio de la senaduría. “

“La Coneja” consiguió el cargo legislativo traicionando a Jesús María Ramón a quien decía respaldar porque era “El Bueno”, el candidato de su “amigo” Montemayor, a quien también traicionó, porque el acuerdo con el gobernador era que Alejandro competiría en las elecciones internas de PRI como candidato palero.

Este es el ambiente escatológico que priva en torno de la política y el poder en tiempos de elecciones, y es semejante en todos los partidos y entre todos los “políticos” de nuestro país.

Por ejemplo, una vez elegido Enrique Martínez y Martínez como candidato del PRI a la gubernatura, Humberto Dávila Esquivel “La Liebre” abandonó su simpatía por Jesús María Ramón, por quien se había definido antes de la selección del candidato priista, pero como dirigente del PRI coahuilense comenzó un nuevo discurso partidista quemándole incienso a EMM.

Por su parte, el partido cardenista de Francisco Navarro Montenegro hizo candidata al gobierno de Coahuila a la empresaria de la construcción Patricia Torres Martínez, pero antes de las elecciones la destituyeron como su candidata y comenzaron un pleito verbal de acusaciones mutuas. El origen de tal desavenencia fue el usufructo de las prerrogativas que entrega el gobierno a los partidos políticos. De ambos lados se acusaron de haberse robado el dinero para la campaña. Lo mismo de siempre.

Por las mismas andaban los demás partiditos de “oposición”, el PRD, PT, PVE hicieron una coalición electorera con el PAN para apoyar a su candidato Juan Antonio García Villa supuestamente para ganarle al PRI, al menos eso dijeron sus dirigentes para justificar el gasto de las prerrogativas. Refiriéndose a la coalición de partiditos, Enrique Martínez y Martínez dijo en tono burlón: “me quieren montonear.

En el caso de la UDC de Evaristo Pérez Arreola, para seguir disfrutando de las prerrogativas gubernamentales adoptó como candidato a un priista desarraigado de Coahuila: Atanasio González Martínez.

El motivo principal de todos los partiditos de “oposición” al PRI, algunos propiedad familiar, son las prerrogativas y el dinero extra que sus miembros encumbrados pueden sacarle a cada gobernador o alcalde y a cuanto interesado personaje que quiera cooperar. Ese es el verdadero negocio de la política de “oposición” partidista.

Pero a decir verdad, las desviaciones de los partidos políticos en México, son fiel reflejo de los votos duros de los partidos, y es también el espejo de la sociedad mexicana: despolitizada, ignorante, enajenada, mercenaria, sin ideología y sumamente manipulable, Para qué decir más.

Para estas fechas cuando ya se había electo el candidato a gobernador del PRI, los enriquistas ya sabían quienes habían votado en contra de Enrique Martínez, esos mismos resentirían la marginación vengativa y a veces la agresión de los nuevos poderosos. Uno de los que estaban “en capilla”, fue “El Cacique” Jesús Contreras Pacheco, quien para justificar su equivocación señaló que había apoyado a Jesús María Ramón por “línea” del gobernador. Pero eso no le valió, EMM lo consideraba su enemigo.

Y aunque faltaban 9 meses para que se eligiera al candidato del PRI a la Presidencia de la República, Rogelio Montemayor se adelantó en Coahuila imponiendo a su gerente Marco Antonio Dávila Montesinos, como Coordinador de la precampaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa. Montemayor ya se sentía Secretario del gabinete presidencial con su cuate “La vestida” como le llamó a Labastida, meses después, el loquito de Vicente Fox, quien ya para entonces se sabía que era el precandidato a la Presidencia de México del gobierno de Estados Unidos y de las trasnacionales.

Para saber qué le esperaba a Coahuila, entrevisté para El Periódico... al candidato priista Enrique Martínez y Martínez, quien de entrada me dijo una frase hecha: “Hay que anteponer los intereses de Coahuila a los intereses personales, de grupo o sector”. Y de paso insistió con otro cliché: “La conducta invariable de mi gobierno será la honestidad de los funcionarios”.enrique martinez y martinez

Cuando le pregunté si revisaría las cuentas del gobierno montemayorista y haría compareceer a los que defraudaron y robaron a Coahuila, Enrique Martínez respondió con otro cliché de los políticos: “Yo llegaré a ver hacia adelante”, exactamente lo mismo me dijo Rogelio Montemayor cuando le pregunté si perseguiría al ladrón de Eliseo Mendoza Berrueto y a sus corruptos funcionarios. EMM y RMS ya habían negociado su enfrentamiento.

En aquella entrevista, muy convencido, Enrique Martínez señaló que: “El reto de Coahuila del próximo siglo será la falta de agua”. Pero aún con este conocimiento, cuando fue gobernador -con su anuencia- Óscar Pimentel González privatizó el Simas de Saltillo, dándole a la empresa española, Aguas de Barcelona, el negocio del vital líquido con la constitución de Agsal, y bajo el pretexto de que el Simas no podía cobrar el agua que consumían los saltillenses ni tampoco invertir para evitar las fugas del líquido.

Lo cierto que hasta la fecha (octubre 2013) no se conoce a ciencia cierta cuáles fueron los términos acordados en la privatización. La transparencia nunca ha sido, aunque demagogica- mente lo digan, una práctica de los gobernadores coahuilenses, y EMM no iba a ser la excepción.

De todos modos, el que sería el próximo gobernador de Coahuila se comprometió: “ofrezco a los coahuilenses honestidad, trabajo y sensibilidad”. También aseguró que: “Las coaliciones de partidos han triunfado cuando llevan de candidato a un priista renegado”, y terminó diciendo una mentira más: “Ni el candidato ni el gobernador metimos las manos en los procesos municipales”.

Para estas fechas ya andaba en campaña Óscar Pimentel González como candidato a la Presidencia Municipal de Saltillo, y al mismo tiempo era objeto de otra campaña en su contra que le enderezaron los propietarios de GIS y los panistas, porque los López del Bosque lo consideraban ¡comunista!

Por otro lado, también andaba en campaña por la gubernatura de Coahuila el panista Juan Antonio GarcíaVilla; sin embargo, era muy difícil tomar en serio a García Villa, pues no hacía campaña, todo se le iba en declarar sobre el petate del muerto, diciendo que el PRI le tenía miedo a la coalición que lo postulaba, y repetía lo que dicen todos los perdedores: “les voy a ganar”.

García Villa además de su desarraigo y holgazanería, contaba con la animadversión de Rosendo Villarreal Dávila, quien para darle “chance” a su sobrino Manuel López Villarreal como candidato a gobernador se apoderó del PAN coahuilense, pero Juan Antonio García les madrugó, incluso derrotando -vía encuesta- al ex priista perredista Ricardo Mejía Berdeja, y eso que a García Villa no lo conocía el 70 por ciento de los coahuilenses.

De todos modos, como siempre sucede en estos casos, en la ciudad de México los medios de comunicación le daban mucho espacio a la coalición coahuilense denominada Alianza Coahuila 99. En ella los partiditos de “izquierda (PRD y PT) y el PVE se entregaron al PAN de Rosendo Villarreal.

En este ambiente enrarecido entrevisté periodísticamente a Óscar Pimentel González para saber cuál era su visión de los acontecimientos. Refiriendo a los dueños del GIS, señaló: “El proyecto de gobierno de la oligarquía es preservar sus intereses”. “Los ultraconservadores siguen viendo a Saltillo como una aldea”. “Enfrentaremos a quienes quieren afectarnos con la guerra sucia”. “Mis opositores son los neopanistas identificados con un grupo empresarial”, obviamente el GIS

También prometió: “Aspiro a ser un Presidente Municipal comprometido con los saltillenses”, pero cuando fue Alcalde a Óscar Pimentel se le olvidaron todas sus promesas, y apareció el sujeto corrupto, derechista, inmoral, demagogo que vive en él. Pero esa es otra historia que contaré cuando llegue su tiempo.

Días antes del 26 de septiembre de 1999, fecha en que se realizarían las elecciones, sorpresivamente Horacio del Bosque abandonó la campaña de Enrique Martínez en donde se desempeñaba como tesorero, por tal razón se le ubicaba en el gobierno enriquista como Secretario de Finanzas.

La versión oficial y mentirosa de su salida fue que el dirigente nacional del PRI lo había invitado a colaborar con él en el CEN priista. Por otro lado se hizo correr el rumor de que Horacio del Bosque estaba involucrado en el escándalo de corrupción del ex tesorero del gobierno de Sócrates Rizzo en Nuevo León. Otros decían que se había ido por el enfrentamiento que sostenía con Francisco Niebla Guevara.

A Horacio del Bosque lo trajo a Coahuila Enrique Martínez y Martínez, igual que Enrique Martínez y Morales trajo a Javier Villarreal Hernández, que fue uno de los saqueadores del dinero coahuilense. ¡Qué amiguitos!...

(Continuará)
Tercera y última etapa del sexenio montemayorista...


 
 
 
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